DESPELLEJANDO EL RACIOCINIO
Bienvenidos a España, un
país presidido por la corrupción, el clasismo y, sobre todo, por la inquietud.
Un país en el que la incertidumbre política se presenta como un llamamiento que
exige la construcción de un sistema de enseñanza práctico, justo y sólido que
ponga fin a la sentina intelectual, económica y profesional que nos fustiga. Y,
sin embargo, José Ignacio Wert, exministro de Educación, Cultura y Deporte y
todo su partido han impulsado la séptima ley educativa que ha entrado en vigor
en los 37 años de vida de la democracia española, abogando así por la creación
de un ejército de avaros, conservadores, conformistas, corruptos y extremistas.
Aunque los que se muestran
a favor de esta nueva ley, conocida como LOMCE, defienden que las evaluaciones
externas o reválidas propiciarán un mayor esfuerzo por el aprendizaje y que el
establecimiento de varias vías de estudio diferentes a partir de los 15 años
disminuirá el fracaso escolar; la realidad es que esto producirá exactamente el
efecto contrario, pues nos enfrentamos a una ley que centra sus intereses en
mejorar su posición frente a la OCDE (que atribuye 44 puntos sobre una media de
100 al índice de calidad del sistema español) en lugar de formar personas
autónomas que posean conocimientos y capacidad de reflexión. Y es que la Ley
Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa es una ley partidista que incluye
únicamente las ideologías del PP, una ley capitalista que reorienta los
objetivos de la educación al mercado económico y a la alienación de la clase obrera,
una ley clasista que pretende expulsar del sistema educativo al alumnado de los
grupos sociales más desfavorecidos, y una ley conservadora que impide cursar
una educación reflexiva y crítica eliminando la filosofía, la ciudadanía y la
ética. Ahora, cuando más falta hace alzar la voz y el puño.
Los conocimientos que se
requieren para educar una población democrática y justa residen en la docencia
de la filosofía y sus diferentes ramas y, no obstante, son devaluadas por la
reforma educativa. Estas asignaturas son necesarias para desarrollar el
pensamiento crítico y la capacidad argumentativa que debe manifestar una
sociedad moral, una sociedad capaz de plantarle cara a cualquier tipo de
barbarie que se presente en el día a día, ya sea a nivel mundial, como los
atentados terroristas, o a nivel personal, desde el bullying hasta el
civismo. Citando las palabras de José Sánchez Tortosa, en su artículo
“Filosofía contra la barbarie” publicado en El Mundo: “cursar cuatro
horas a la semana de esa asignatura no garantiza ningún éxito. Carecer de ella
como base y posibilidad del pensar civilizado garantiza el fracaso.” En el Caso
Nóos, Soria y Bárcenas, el Partido Popular nos demuestra que la ética ha
muerto. Y lo más irónico de todo es que a nadie le importa. Ahora a los
estudiantes ya no se les prepara para la vida, sino para el lugar que les
corresponde como una pieza más de una sociedad nihilista y cansada, donde todos
acatan y callan.
Lo que acontece en la
política y en la sociedad actual con respecto a la educación, debe servir de
lección a la hora de crear una nueva ley general educativa libre de partidismos
ideológicos y de injusticias y limitaciones para con el alumnado.
Señores políticos, no solo están jugando con la educación de un país,
sino con el futuro de miles de españoles que cada vez tienen más puertas
cerradas y que utilizan como llave un avión hacia el extranjero.
Bienvenidos a España, donde
la gama cromática importa más que en el juego del uno; donde fingimos
indignarnos frente a las injusticias sociales y políticas, pero aplaudimos con
orgullo al futbolista que nos roba y aceptamos sin cuestionar que la televisión
puede ser un medio para denigrar y sexualizar a la mujer. “Panem et
circenses”, decían en Roma. Ahora es poco el pan y pésimo el circo.
Laura Afonso y Ricardo Marrero.
Muy bien dicho, Laura y Ricardo. Añadamos a esto la mano negra de la iglesia católica, a quien este gobierno reaccionario reserva un lugar privilegiado en la educación con el fin de formar jovencitas sumisas, que obedezcan a sus maridos, que cocinen bien y que paran mucho. Y que, ante todo, no destaquen.
ResponderEliminarA Ricardo ya lo conozco en persona. Espero saludar a Laura "en 3D" cualquier día de estos.
Gracias.
Salud y República.