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¿Reforma educativa o fraude?

Por fin estamos de vuelta a nuestro queridísimo Vita Nostra, el periódico de todos los estudiantes del IES Punta Larga. Estrenamos un nuevo curso, con nuevo equipo de redacción, nuevas secciones y nuevas noticias, más renovadas que nunca. Sin embargo, ¿somos conscientes de lo que se nos avecina en este año escolar 2015/16? ¿Son todas las novedades que nos esperan, excitantes cambios que llegan para que podamos sacar lo mejor de ellos? Quizás este es un aspecto que se nos escapa de las manos, pero de lo que sí estamos seguros es de las cinco letras que suenan, redundantes, por todas las aulas del Centro.

Unas cuantas letras que juntas forman la palabra tabú a la que tanto tememos últimamente: la LOMCE. La Ley Orgánica de la Mejora de la Calidad Educativa. No obstante, ¿hasta qué punto es real lo que sabemos de ella? ¿Cuánto tiene de “mejora” y cuánto de engaño? Lo que sí sabemos con certeza y venimos advirtiendo desde hace algún tiempo es que lo único que sabe hacer el Estado español es caminar sobre sus propios pasos.

Probablemente uno de los cambios más radicales que supone la LOMCE frente a la LOE -su predecesora-, es el arraigamiento de la religión al nuevo sistema educativo propuesto por José Ignacio Wert,  ex-ministro de Educación, Cultura y Deporte. Asimismo, la Religión Católica pasa a ser una materia computable tanto en la ESO como en el Bachillerato, por lo que las calificaciones que el alumno consiga en la misma se tendrán en cuenta para la media académica. Valores Sociales será su alternativa para aquellos que cursen aún la educación secundaria, mientras que en la educación postobligatoria la asignatura de Informática le toma el relevo a Actividades de Estudio.

Puesto que las relaciones de España con la Santa Sede, así como las subvenciones por parte del Estado a las entidades religiosas, no escatiman en número, es evidente que no vivimos en un país estrictamente laico. No obstante, es el propio gobierno quien arremete contra sí mismo y su fundamento, a través de una violación a la propia Constitución Española, que garantiza “la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos sin más limitación que la necesaria para el mantenimiento del orden público”. Además de evidencias como esta que indican la inmensurable locura que se está cometiendo con la reforma educativa, con los últimos tiempos, España se ha convertido en un país multicultural, donde el culto religioso no se reduce a la misma doctrina. ¿Quién decide la religión que debe ser impartida? ¿Y cómo una materia que evalúa las creencias personales de cada individuo puede influir en la nota media del alumno? En nuestro caso es casi vergonzoso que se compare la Religión con una ciencia como la Informática que, cuanto menos, debería ser complementaria. Al parecer eres cristiano o programador, pero no ambas.

Sin embargo, la discriminación que supone la LOMCE no sólo toma la vía religiosa, sino que también realiza una distinción según el sexo. En contraposición con la LOMCE,  la antigua Ley Orgánica de Educación se limitaba a subvencionar tan sólo a aquellos colegios concertados mixtos para así presionar y erradicar la existencia de centros organizados por sexos, que sólo fomentan el mito de que un género precisa de una educación diferente a la del otro. Si nos alejamos de este pensamiento retrógrada, es obvio que lo que realmente necesitan los alumnos es un sistema educativo apropiado y equivalente para todos.

Desde el Gobierno Central se ha querido reforzar un pensamiento nacionalista, eliminando las lenguas oficiales autonómicas como materias troncales. Esto es, el catalán, el gallego y el euskera pasan a un segundo plano frente al castellano que será obligatorio y primordial para el alumnado que habite en estas comunidades autónomas, así como para el del resto del país. Por otro lado, aunque partiendo de la misma base, se les reduce a las diversas autonomías el derecho a decidir el contenido de las materias no específicas. Por ejemplo y si así lo decidiera el Gobierno Central, Canarias no tendría potestad ninguna para escoger si se imparte o no el léxico canario como tema en la asignatura de Lengua Castellana.

Uno de los puntos más enjuiciados por la mayoría de los alumnos es que a finales de cada etapa académica será obligatorio realizar pruebas con el fin de detectar y mejorar fallos en el alumnado. Por lo visto, el Ministerio de Educación ve estos controles como algo mucho más práctico que mejorar de verdad la calidad educativa durante el curso (más profesores, más formación, más medios, más subvenciones, más posibilidades…), privilegios que los recortes en el sistema educativo nos han arrebatado. Igualmente criticada ha sido la decisión de precipitar la elección del itinerario hacia la Formación Profesional o el Bachillerato de 4º a 3º de la ESO, por lo que se limita el margen de error a aquellos que se arrepienten de la ruta de estudios que han escogido. Si todavía alumnos de 2º de Bachillerato se cuestionan qué hacer con sus vidas, no hace falta ni plantearse la seguridad de una decisión tomada con varios años menos de madurez.

Por último, aunque no menos importante, hemos decidido comentar el apartado de la LOMCE que más nos está afectando este curso escolar. Los Bachilleratos son más cerrados, se dividen según la modalidad y no hay opción de mezclar itinerarios (bachiller mixto), por lo que el número de estudiantes en niveles postobligatorios es muy elevado -el ratio de alumnos aumenta un 10 % frente a la LOE-. En Punta Larga se ofrecen tres 1os de Bachillerato y todos rozan el límite de alumnos por clase, alcanzando un máximo de 38 alumnos en uno de los cursos.

La reforma educativa ya ha sido implantada en todos los niveles impares de todos los centros de España y este será su primer año de funcionamiento. Sin embargo, no todos los cambios que acarrea la LOMCE son tan nefastos como los aquí mencionados: se avecinan elecciones y si se produce un cambio de gobierno, con él vendrá una nueva reforma.

De todos modos, siempre nos quedará rezar  por no volver a una España en la que la agresión por parte del profesor al alumnado era algo positivo, eso sí, en clase de Religión.
RMG

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